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sábado, 30 de abril de 2016

AMISTAD

AMISTAD

A Nelys Antonia
           

Mi minúsculo jardín de la amistad, amada increíble, ya casi mustio por la carencia angustiosa del agua nutricia, amaneció con un rosal amarillo, resplandeciente cual el sol de la mañana, gracias al rocío bucólico que vino de las agradables montañas de Tunapuy y de la ruidosa urbe carupanera que años ha, cuando era apenas la única referencia de ciudad conocida en mi lejana adolescencia, fue testigo muda de mis penas, que eran muchas, y de mis alegrías, muy escasas.
¿Será este rosal, amada paciente y querendona, tan voluble como las flores silvestres que nacían y morían en mi infancia con la aparición del sol y la inevitable llegada de la luna y su cargamento de duendes que sólo existían en mi mente, entonces cándida cual la sonrisa de los niños y el canto angelical de los pajarillos ariscos que huían al acercármeles, o durará acaso,  como la siempreviva o como el río que nunca se cansa de derramar su regalo de agua, fuente de vida?
Dime, amada, como lo has hecho en  otras  situaciones de incertidumbre, qué debo hacer para que ese rosal permanezca siempre en mi jardín ofrendándome su belleza, bendiciéndome con su color amarillo, saludándome con su luminosa mudez y recordándome el don de la gratitud.
-Esa rosa, amado, para que nunca languidezca, deberá recibir agua nutricia, además del manantial nuestro, que le sirve de espejo a los luceros, de las manos que sembraron la planta que le dio vida.
Por mí, amada, ese regalo de la naturaleza a mi minúsculo jardín resplandecerá por siempre, pues le prodigaré singular cuidado  al rosal que le dio vida para que sea fuerte como el roble, el hierro o la piedra.
¿Tú me ayudarás, amada idílica, a combatir el paso del tiempo con la ternura que le prodigaré?
¿La prodigiosa mano que plantó el rosal tendrá la perseverancia para que esa flor nunca se marchite?





viernes, 29 de abril de 2016

AMOR

AMOR
Para Arelis

Incansable viajero, tenaz orfebre de ilusiones fugaces, poeta de dolorido canto, debí cabalgar muchas lunas en mi raudo potro de ensueño buscándote en el reducido contorno de un universo que sólo existe en la infinita excelsitud de la imaginación y en el sencillo gesto de la ingenuidad.
Y cuando al fin cesó mi búsqueda, porque te presentaste sin la galantería de la espera, envuelta en violáceo traje, esplendente como el simbolismo de la cómplice tarde, y risueña cual el rostro de la inocencia infantil, desapareciste fugazmente, al igual que la estrella de mirífico cielo y que la planta de la  silvestre flor del camino, donde tantas veces apoyé mi cansado cuerpo, luego de agotadora jornada.
Y como ahora sé que existes, que no eres la imagen incorpórea de un sueño tiernamente construido, aunque inalcanzable, porque mi potro ha envejecido, mi voz se ha quebrado y la luz de mis ojos es ahora apenas leve resplandor, he regresado a lo cotidiano, a lo simple, porque tu recuerdo, amada, la seguridad de tu existencia, han obrado el milagro de reconciliarme con la vida, voluble, hasta tu fugaz aparición.
¡Cómo quise que en vez de fugaz tu presencia hubiese sido eterna¡ Habríamos ido, ¿verdad?, a llevarle flores a Amal con la pequeña Sudha, y guiados por El Principito emprendido lírico viaje, cargados de libros, hacia todos los confines de la tierra para leerles cuentos a los niños y enriquecer el maravilloso mundo de la imaginación infantil.


miércoles, 27 de abril de 2016

MANANTIAL

MANANTIAL


            Nunca se secará, amada, ese manantial de doble vertiente que nuestro pródigo amor hizo brotar en tu alma y en la mía, para que nos sirviera de espejo natural y único, para que viéramos reflejada en la pureza de su agua el fulgor de las estrellas y para saciar nuestra sed.
            No languidecerá  ese manantial, amada, porque su agua es prodigiosa y cada sorbo de ella, al extraerse, se multiplica con el amor que tú le transmites y con el amor que yo le transmito.
            ¡Manantial de amor que brotó de las entrañas de la tierra para sumir nuestras almas en inmenso placer!
            Manantial benigno que apaga la sed de los ariscos y preciosos pajarillos que pagan con su cántico múltiple la porción de agua que consumen para seguir siendo dueños del etéreo espacio y de verde flora.

            Manantial benévolo que das vidas a las flores del jardín de mi covacha de sueños.

martes, 26 de abril de 2016

PLATERO

PLATERO



   En mi humilde tumba, amada, cuyo sitio exacto de ubicación terrenal sólo tú conoces, porque todos los días la visitas para iluminarla con silvestres flores del camino, deberás colocar, cuando lo consideres prudente, un ejemplar de Platero y yo, el mágico libro de Juan Ramón Jiménez, que nutrió de encanto y de ternura muchos instantes de mi incomprensible vida, llena de frustraciones, de pesares, de cantos dolientes y de alguna que otra satisfacción ganada en desigual lucha a otros, que por ser poderosos, se creyeron con derecho a ella.
            Con Platero y yo iluminando mi sepulcral soledad, podré sentirme vivo otra vez, amada,  y disfrutar su lectura sin par y mirífica, cual el agua del pozo donde Juan Ramón contemplaba las estrellas y como las florecillas del camino, de efímera vida,  que el asnillo y su amigo, tan compenetrados, admiraban ensimismados en su belleza silvestre, cuando recorrían los prados de Moguer.

            Seguro, amada, que tal como lo hacía cuando mi cuerpo físico estaba vivo y no era, cual ahora, un amasijo de huesos que pronto se volverá polvo, tampoco tendré el valor suficiente para leer el capítulo de su muerte, por demasiado triste, por tan patético, porque Platero, para mí, está vivo y en tal condición está pastando en los prados del cielo con Juan Ramón encima y Zenobia contemplándolos. ¿Muere el niño que todos llevamos dentro? ¿Verdad que no, amada?

lunes, 25 de abril de 2016

FANTASMAS I

FANTASMAS I



Me aterrorizan, amada, los fantasmas de la noche porque me trasladan, sin mi anuencia, a momentos de mi atormentada vida que no quiero recordar por horripilantes, desgraciados e infelices.
¿Cómo hago, amada, para borrar de mi angustiada mente estos recuerdos horribles  que al vivenciarlos en los sueños se convierten en terribles pesadillas y que sólo son abatidos, tras desigual lucha, con el despertar que demora un siglo en sacarme del fuego infernal de esos seres terribles?
Ningún sortilegio, amada, ha podido librarme de esos fantasmas que inexorablemente esperan, como el cazador a su presa, como el mar al río que devorará o como el  caballo que para vencer la adversidad esperaba un rey
para cambiarlo por su trono, para atraparme en sus redes y llevarme a vivenciar oníricamente, con inevitable frecuencia, terribles instantes pasados que hirieron con saña indescriptible mi tierna carne de entonces y mis sentimientos rodeados de pureza e inocencia.
¿Acaso, amada, mis pecados fueron tantos y tan terribles  para que los azotes que recibí por ellos en tiempo real no fueron suficientes y tenga que expiarlos en los sueños que deberían ser plácidos y no tormentosos?


domingo, 24 de abril de 2016

ENCANTAMIENTO

ENCANTAMIENTO


Desde que te conocí, amada, hace un milenio, quedé prendado del primor de tu rostro, iluminado de risa, de tus delicadas manos que sostuve amorosamente entre las mías, y de tu sabia ingenuidad de niño y de muchacha campesina.
Desde que te conocí, amada, hace un milenio, engalané de la alegría que me ofrendaste a mi tristeza alienante, colmé de confort los ruinosos cimientos de mi covacha y adorné de multicolores luces las flores de mi jardín, que antes de conocerte eran mustias y apagadas.
Desde que te conocí, amada, hace un milenio, quedé encantado de tu porte señorial, de tu ternura, de la frescura de tu cuerpo, de la entonación musical de tu voz, de la humedad sensual de tus labios y del prodigio de tus ojos.

¡Oh, encantamiento romántico, que has traído vigor a mi vida, has sembrado de esperanza mis alocados proyectos y has alfombrado de amor la tierra que pisan tus pies y los míos!

sábado, 23 de abril de 2016

ELOGIOS

ELOGIOS

                                                                    A Mirimarit

   
 Y
O sabía perfectamente, amada, porque me lo habían dicho, en instantes de extrema sinceridad, los inteligentes duendes y fantasmas amistosos que, contigo, habitan mi vetusto castillo de sueños, que mis poemas –en prosa o en verso-, gélidos como las aguas glaciales, vacuos  cual el infernal y enano cerebro de los sátrapas, e intrascendentes como los discursos políticos de quienes con su insaciable dipsomanía de riqueza fácil y abundante nos han privado del pan de cada día para mantener incólumes sus privilegios antinaturales. Eran meras parrafadas informes e inorgánicas que ningún mensaje transmitían ni provocaban ninguna emoción, sencillamente porque carecía de talento poético y mis conocimientos gramaticales rayaban en lo rudimentario.
  Aún así, cielo mío, ciega de amor por mí y privada de razón por el dardo que Cupido -¡Tan buena gente él!- clavó para siempre en tu corazón, viste en esos párrafos tan mal escritos, por darle algún nombre, valores estéticos de los que realmente carecía, sólo para animarme e impedir que el morbo de la frustración se incrustara en mi vida y se tradujera, sin proponérmelo, en depresión, ese terrible estado de ánimo que nos aleja de la vida y nos acerca a la muerte, como tan sabiamente lo dijera el maestro Arístides Bastidas.
          Tú, amada mía, sabes más que nadie, porque estás integrada a mí, que soy una persona extremadamente débil, incapaz, por tanto, de enfrentarme valientemente a nada que afecte mi sanidad.
He allí, bien  mío, el origen de tu solidaridad mecánica hacia el ser amado, aunque en ella vaya inserta una mentira blanca, que al fin y al cabo me hace feliz, dándome la sensación de que de veras soy poeta, que es lo que ves en mí, puesto que sabes que es lo que quiero ser para cantar mis imaginarias proezas e idealizar tu mirífica belleza.
          Y yo me pregunto, amada, ¿Podrá la fuerza de tus elogios obrar el milagro de hacerme aeda, que era el nombre que le daban los griegos al poeta?




viernes, 22 de abril de 2016

PROEMIO

PROEMIO

 A
 ti, amada omnisciente y ubicua, producto de mis vivencias oníricas, de mis fantasías y una que otra realidad, van dirigidas estas páginas que debieron haber tenido vida hace siglos o quizás milenios.
         Porque yo, amada inmortal y luminosa, he vivido muchas vidas, y ésta de ahora, que he compartido contigo y con muchas otras doncellas, es apenas la continuación de una existencia anterior, que presumo transcurrió en una friolenta aldea de labradores de inconmensurable altura, y el pórtico de otra ya cercana que no sé cómo, cuándo ni dónde se materializará.
         ¿Por qué te hablo de siglos y milenios en vez de años y meses, como sería lo natural? Porque mi discurso, simple como una gota de agua y diáfano como la sonrisa de un niño, está expresado en lenguaje poético, que nada tiene que ver con el tiempo real.
         A ti, dulce y consecuente amada, que durante milenios has estado aposentada en lo más recóndito de mi conciencia sin que yo lo notara, puesto que esa era tu soberana decisión, debo la inspiración de esta obra, que aparentemente son producto de mi talento e inteligencia, pero que en honor a la verdad te pertenecen porque tú le insuflaste vida con tu inagotable numen, y mi participación en ese proceso de creación poética fue de simple partero o de canal de comunicación para que viera la luz e irradiara sus rayos a todos aquellos lectores que se aproximen a ella,guiado por la sabiduría de Juan Ramón Jiménez, Gibran Khalil Gibran y Rabindranath Tagore.
                ¡Gracias, amada eterna!










jueves, 21 de abril de 2016

FELICIDAD

FELICIDAD




En el  copo del jabillo  frondoso
Canta tierna canción
A su ave amada el ruiseñor airoso
Cundido de emoción.

Un canto a la libertad y al orgullo
De sentir que a la  amada
Su cántico es un cántico  de arrullo
que leve la traslada

A  angelicales  valles  siderales
Donde el tiempo no cuenta,
Ni el espacio, ni los ruidos fatales
Ni la letal  tormenta.


miércoles, 20 de abril de 2016

ESCLAVITUD

ESCLAVITUD


Esclavo tuyo  soy, nunca me quejo
Porque  tu dulce encanto
Es para mi prisión límpido espejo
Que purifica el llanto

No de tristeza sino de  alegría
Que de mis ojos brotan
Por ser prisionera la vida mía
De yugos que no azotan.

Bendigo con pasión y gratitud
A quien grácil raptóme
Para someterme a su    esclavitud
Y en su dueño tornóme.


martes, 19 de abril de 2016

PILLERÍA

PILLERÍA

Una foto de mi  Portal robaste
Y sólo lo noté
Cuando tú, juguetona, preguntaste:
¿Sabes qué te robé?

-Sí, respondí con  voz apasionada.
De la covacha mía
Te llevaste la sombra  aposentada
En su techumbre fría.

Pero cubriste, encantadora pilla,
De aroma angelical
El humilde lecho que ahora brilla
Con tu luz ideal.


domingo, 17 de abril de 2016

LLAMARADAS

LLAMARADAS

Si tus  labios,  niña,  arden de pasión,
En los míos tendrán
Agua mirífica, la sacra unción,
Que pronto  apagarán

Ese fuego amoroso que seduce
E invita a ser bombero.
Halo ígneo  que mi lírica traduce
En la llama que espero

Para que  mi covacha deslumbrada
Se torne mansedumbre
Sin sombra, sin soledad, sublimada
Por tu bendita lumbre.


sábado, 16 de abril de 2016

GRIAL

GRIAL

Un día de luminosa locura, de beatífica paz, de eucarística mansedumbre, de silencio conventual y de mirífica religiosidad, tomé, con exquisita suavidad, mi obsoleta y raída vestimenta de peregrino, pretendí, amada de todos los tiempos, de todas las circunstancias y de todas mis vicisitudes y flaquezas, emprender un largo viaje que me llevaría a los más recónditos e ignorados lugares de la tierra, y que concluiría con el hallazgo, en una remota aldea cuyo nombre nunca indagué, como tampoco su exacta o aproximada ubicación.
¿Qué me llevó hasta allí, renunciando al encanto de tu melodiosa voz, a la ternura sin límites de tu regazo, a la frescura temblorosa de tus labios, a la suavidad imantada de tu dúctil cabellera, al brillo deslumbrante de tus ojos y al aroma hechizante de tu cuerpo todo? ¡Ay, amada! En mi locura fascinante quería sorber vino en la sagrada copa donde Jesús, El Hijo del Hombre, brindó por última vez con sus discípulos, uno de los cuales, Judas Iscariote, lo entregó a sus enemigos por treinta miserables monedas. Y lo hice, ¿sabes? y con el vino que libé se abrió para mí toda la sabiduría del mundo y mi espiritualidad recibió el don de la abundancia  y dejé de ser débil y comprendí que para acceder a la felicidad sin fronteras ni barreras hipócritas tenía que regar cada día, con agua pura de manantial, las flores de mi locura.




viernes, 15 de abril de 2016

IMAGINACIÓN

IMAGINACIÓN

                                             Sentada estás a la vera del río
                                      Gozando silenciosa
                                         Del glamoroso y fascinante  estío
                                        ¡Oh,  imagen radiosa!

                                           Que a mi rica  imaginación invita
                                        A darte, niña bella,
                                        Una dalia   y una  blanca  margarita
                                        Para que cual estrella

                                            Mi  barca apresurada
                                       Deje en la mar su  carga de  fulgor
                                       Silente,  imaginada,

                                    Envuelta en el oleaje  de tu amor.

ARROYO

ARROYO


            En el límpido y diminuto arroyo que  nutre de vivificante agua mi ignota y plácida covacha de  sueños poéticos, has saciado tu sed, dama imaginaria, y has bañado tu impoluto cuerpo cual lo hiciera Eva en el jardín  del Edén, cual inocencia infantil, hasta que la serpiente la hizo pecar.
            Nunca te he acompañado.
            Ni nunca te acompañaré.
           Porque ese riachuelo es sólo tuyo,
            nutriente del jardín que me provee de las flores
           que cuando me visitas te ofrendo generosamente
           para que goces de su perfume,
          y para que engalanes tus cabellos
           de catarata ruidosa.
            Allí se bañan en jolgorio los pajarillos.
           ¡Si los oyeras cantar su libertad!
            Te conoce el arroyo, dama de exquisita ternura,
           pues cuando vas a disfrutar de su don vivificador,
           aunque esté escuálido, un no sé qué lo convierte en caudaloso,
           en ágil, en abundante, en bullicioso.
           Dichoso ese arroyo, mujer imaginaria,

           que puede juguetear en todo tu cuerpo caprichosamente.

jueves, 14 de abril de 2016

SUERTE

SUERTE






Cuando te conocí, bien mío, después de una larga búsqueda que duró un milenio, no te reconocí, ni mostré interés romántico por ti, ni te vi en mis sueños apesadumbrados, ni te imaginé mía, ni estabas en mi universo poético.
Pero la suerte, tantas veces contrarias a mis designios y en diminutas oportunidades a mi lado, tocó suavemente las puertas de tu corazón para acercarte tímidamente al mío, abatir esa invisible frontera que divide a la amistad, en nuestro caso incipiente, y el amor, ese sentimiento rayano en la sublimidad que eleva a quienes se aman, sin pensar en la carne, hacia planos superiores que sólo pueden disfrutar los elegidos.
Y tú, bien mío, fuiste elegida por el dios del amor para que me amaras.
Y yo, bien mío, fui elegido por Eros para que te amara sublimemente.
Y se hizo el prodigio del amor.
Y estabas tan cerca de mí, bien mío, y no te veía, aunque recorrí escabrosos caminos en una aventura demencial para hallarte y fracasé en los miles de  intentos que hice para realizar  mi sueño de amor.
Y fuiste tú, bien mío, quien me halló, cuando me creía abandonado de la suerte.
¡Divina suerte que me premió contigo como recompensa a tantos sufrimientos padecidos justo donde nuestras almas se unieron.



miércoles, 13 de abril de 2016

RETROSPECCIÓN

RETROSPECCIÓN



He hecho, bien mío, un viaje imaginario hacia lo más recóndito de mi pasado.
Y pocos eventos, bien mío, de esa antipática y desconcertante parte de mi vida, a un milenio de su ocurrencia, vale la pena recordarse por las heridas tan dolorosas que provocaron en mi debilitada carne y en mi desconocido espíritu.
Reviviré, bien mío, para ti,  las diminutas vivencias que en los constantes momentos de adversidad sirvieron de catarsis, palabra que entonces no estaba en mi léxico, a mis sufrimientos que, sin embargo, afloran en mis sueños como pesadillas horribles.
Y no te cuento esos episodios que quisiera arrojar bien lejos de mi subconsciencia, para que no me sigan lacerando, porque no quiero ver que de tus ojos broten lágrimas de tristeza sino de alegría
¿Lo único placentero de esa época que no puedo apartar de mí?
Los libros que leía desordenadamente, pero que me cautivaban.
Yomo, el viejito que me espantaba los duendes de las noches sombrías.
Agua caliente, donde nunca vi a la ninfa que encantaba al que la viera.
El río, donde me bañaba y jugaba con otros niños, al día siguiente de la crecida.
La señora Sabina que me santiguaba y me consentía con café y frutas.
El tío Vicente, que me regalaba caña y catuche.
Quisiera, bien mío, no haber pasado por esas etapas de mi alocada vida,  y comenzar desde el momento que te conocí y tú me conociste.
Y nació el amor imposible.





martes, 12 de abril de 2016

INTROSPECCIÓN

INTROSPECCIÓN



            Herido, bien mío, de tanta angustia, de tanta pesadumbre y de tanta dolencia, resolví sumergirme en mi interior, ese lugar especie de cofre que guarda todas mis vivencias, buenas o malas, desde que un llanto de miles decibeles anunció mi llegada al mundo.
            Y encontré el libro de registro de mis primeros años, sórdidos y tristes, y temí leer sus páginas para no aumentar mi angustia con el recuerdo de esas primeras vivencias.
            Y encontré el libro de registro de mi adolescencia, arrugado y marchito, casi sin ninguna nota,  y no me atreví a leer nada para no magnificar mis dolores.
            Y encontré el libro de registro de mi juventud, carcomido por el paso de los años, y no me atreví a leer ni un párrafo para no revivirla, para no atormentarme para no sumergirme en una tristeza que ni tú, bien mío, por más esfuerzo amoroso que hagas convertirás en alegría.
            Y  encontré el libro de mi adultez y leí algunas páginas: el nacimiento de mis hijos, el premio de poesía en el liceo Juan Vicente González, mi graduación de bachiller, y mi graduación universitaria.
            Y encontré el libro de mi vejentud, con páginas recién escritas, y no quise leerlo para que mis manos temblorosas no pudieran manchar sus páginas de tinta y porque todavía me falta mucho por escribir.

            ¡Capítulo rico, bien mío, el de la vejentud, que concluiré con mi último aliento! 

lunes, 11 de abril de 2016

ENVIDIA

ENVIDIA


            ¡Cómo envidio, bien mío, al agua que recorre tu cuerpo para limpiarlo y vitalizarlo!
            Sabe tu cuerpo que después del baño purificador recibirá el premio del exquisito perfume que le ofrendarás para dejar tu huella femenina impregnada en los lugares por donde pasees.
            Una mujer recién bañada, bella como tú, abunda en hermosura.
           Y envidio también al hombre que ha tenido la dicha de disfrutar ese aroma único.
            Y envidio a la sombra que vino contigo al mundo para acompañarte hasta el fin de tus días, cuando regreses a la madre Tierra a hacer realidad la sentencia bíblica “polvo eres y en polvo te convertirás”.

            ¡Yo quisiera ser tu sombra, sí,  para estar siempre junto a ti para llenarme de vida!

domingo, 10 de abril de 2016

VENTANA

VENTANA


La pequeña ventana de cristal
Del  corazón abrí
Para que la tormenta  de mi mal
Huya,  presta, de mí

Hacia lejanos lares y en mi vida
En vez de esa tristeza
Que debilita  a mi alma confundida
una luz de   terneza

refulja rebosante de alegría
en mi cuerpo  deseoso de pasión
para sentirte mía

y brindarte mi amor con devoción.

viernes, 8 de abril de 2016

MARABAL

MARABAL
A Reynaldo Suárez
        
         Yo nací, amada prodigiosa, en un pueblecito arrullado por el canto de alborotadas guacharacas, el jolgorio de las hojas de debiluchos platanales y el melodioso y rítmico correteo de su río, que se perdía entre la blanca red de la arena para aparecer, más torrencial, en otra parte, luego de recorrer un túnel acuoso que nunca conocí, por lo infranqueable y lo hermético que era.
Marabal es el nombre de ese pueblecito, ahora parroquia, amada generosa cual Yomo, el que me contaba cuentos y me espantaba los duendes en las noches de miedo, que eran cuando tronaba y relampagueaba, cual tío Vicente, que me regalaba cañas y naranjas  chinas y me fabricaba zarandas, cual la señora Sabina, que era la abuela de todos los niños marabaleros, cual la señora Dorotea Frontado, que me obsequiaba mango carvá, cual Mercedes Lárez, que daba de lo poco que tenía,  y cual el señor Felipe, que me brindaba ponche en las mañanas y cariñosamente secaba mis lágrimas y acallaba mi llanto.
Andarín de mil caminos, amada tolerante de mis impertinencias, !Cómo he añorado en mi incesante trajinar por el mundo la fresca ternura de las aguas del río de mi infancia, en el que ahogué mis dolores y disfruté de inenarrables alegrías¡
 No he visto, comprensiva amada, en las mil comarcas que he visitado, ni un paisaje, ni un amanecer, ni un atardecer, ni un río como los de mi infancia distante en Marabal.
Allí, devota amada, aprendí a amar los libros llevado de la mano de Evelio Suárez, el que vivía en la hacienda  Ramírez y me arreglaba la vieja victrola traída por mi padre, Guzmán, de Trinidad.
Por Evelio, fervorosa amada, que me prestó El Conde de Montecristo, Aura o las violetas, Las mil y una noches, Amalia, El Mártir del Gólgota, Los tres mosqueteros  y María, viajé a maravillosos mundos en alfombras mágicas, supe de la prisión de Edmundo Dantés en el castillo de If y de su escape al morir el abate Farías, en el lienzo de muerto que lo lanzó a la libertad; conocí la tristeza literaria tras el fallecimiento de Aura y de María, me enteré de la muerte de Jesucristo, crucificado, en el cerro de El Calvario; me hice mosquetero de la corte francesa y  amé a Amalia y odié al tirano argentino Juan Manuel Rosas. Creo, tierna amada, que desde entonces, en mi distante inocencia campesina, sentí repulsa hacia los dictadores.
En la hacienda  Ramírez, amada infinita, había la única casa de balcón de Marabal, a donde iba con frecuencia, y a la que he vuelto en alas del sueño al igual que a la vieja casa donde nací, un febrero atormentado. No sé por qué, amada encantadora, esta casa se me pareció a la de Amalia, la de la novela homónima, ahora en mi biblioteca, presentación muy lujosa, porque mi hijo Gustavo Adolfo, conocedor de mi especial gusto por ese tesoro del romanticismo, me la compró en una librería argentina.  
Allí, candorosa amada, conocí a Paola, sobrina de Evelio e hija de Reynaldo, quien para hacerme poner bravo me decía, sonriendo, que era mi novia.
Esta niña, floreciente amada, según mi patrón de belleza de la infancia, me pareció feísima. No la he visto más, dulce amada, ni tampoco a Reynaldo.
Pero sí estuve en Buenos Aires, escenario del romance entre Amalia y Daniel,  y de su muerte por uno de los esbirros del tirano.
                                              

                                               

jueves, 7 de abril de 2016

HUIR

HUIR


            ¿Puede el río, dama encantadora, por más caudalosa que sea la corriente, impedir su inexorable muerte tragado por el mar?
            ¿Es posible, dama sublime, cuya presencia enriquece de amor mi vida ermitaña, que los rayos del sol, por más potentes que sean, se opongan a desvanecerse en el crepúsculo de cada día para dar paso a las sombras de la noche, con sus fantasmas?
            ¿Se puede huir del amor, dama soñadora como yo, para impedir que nos sumerja en el más delicioso de los sentimientos humanos?
          Mientras más huyamos del amor, dama mía, él nos encontrará aunque nos escondamos en los lugares más recónditos.
          No huyas del amor cuando te pretenda, ángel mío.
          Es inútil huir de ese sentimiento.
         Entrégate al amor totalmente.

         No seas arisca.

miércoles, 6 de abril de 2016

ALEGRÍA

      ALEGRÍA


                             Un milenio ha, mi  niña,  me envolviste
                          En  tu traje de amor
                          Y desde entonces en mi vida existe
                          La luz de tu fulgor

                            Que siembra de esperanzas sumergidas
                         En mi alocada mente
                         Para encontrar las voces escondidas
                         En  mirífica fuente

                           Y gritar con alborozo  ¡Oh, albricias!
                         A mi covacha fría
                        Ha llegado el calor  en tus caricias

                         Y en tu dulce alegría.  

martes, 5 de abril de 2016

AIRE

            AIRE
                                    Yo quiero ser el aire que respiras,
                                      Mi niña primorosa
                                     Para  palpar, niña,  cómo suspiras
                                     Cuando miras la  rosa

                                   Que tomé  de mi soñado  jardín
                                     De la covacha mía
                                    Junto con un lirio, un mirto  y un jazmín
                                    Para  que  tu alegría

                                   Que el oxígeno de tu aire me transmite
                                  Llene mi dolida  alma
                                 De la férrea voluntad  que   suscite

                                 En mi la ansiada calma

lunes, 4 de abril de 2016

COPLILLAS XIII

COPLILLAS XIII


¡Cuánta maldad!
¡Cuánto dolor!
Resentimiento.
De luz ausencia.  

Sólo crueldad
En satrapía.
¡Oh, patria mía!
¡Cuánta maldad!

Con el terror
Dominar tratan.
Sus tanques matan.
¡Cuánto dolor!

El sufrimiento
Venezolano
Es del tirano
Resentimiento.

Y es insolencia
Por su ignorancia.
Ser de vagancia.
De luz ausencia.




domingo, 3 de abril de 2016

INGENUIDADES

INGENUIDADES


         ¿Si en vez de lirio, o rosa, o clavel, o mirto, amada, fuerza zarza, sólo espinas o apenas hierba silvestre sin encanto, me querrías igual?
          ¿Si en vez de majestuosa águila, amada, o turpial de vistoso plumaje y cántico enternecedor fuera apenas frágil colibrí, melodioso jilguero, taciturno búho o leve mariposa de divinos colores y silente vuelo, me querrías igual?

         ¿Si en vez de guerrero invicto en mil batallas, amada, o intrépido navegante vencedor de todos los mares, o valeroso conquistador de pueblos, aldeas y ciudades de toda la faz de la tierra, fuera simplemente pusilánime soldado a quien asustan el ruido de los sables, el estampido de los cañones y la presencia de la sangre, o humilde marinero de orilla que teme adentrarse en alta mar, o asustadizo ser incapaz de abandonar su territorio por temor a lo desconocido, me querrías igual?

sábado, 2 de abril de 2016

OFICIOS

OFICIOS


TE lo juro, amada, que si de mi voluntad única hubiera dependido la determinación suma de cuanto sería mi vida como oficiante, muy distinto sería mi destino, pues ninguna de las mil actividades laborales que he realizado para subsistir guarda relación con lo que quise realmente hacer, ya que he aterrizado en ellas cual avión sin rumbo.
         Yo hubiera querido ser, por ejemplo, carretero para hacer largos viajes en rutas asaz conocidas, seguro de que a mi regreso tú me esperarías, amada, en la puerta de nuestra humilde vivienda, con los brazos abiertos y una sonrisa delatadora de la felicidad derivada de un evento, que no por rutinario, deja de ser encantador y fascinante para ambos, que medimos la intensidad de nuestro amor con la vara de la gratificación espiritual que nos depara, desechando la banalidad de lo efímero material. O también, amada, jardinero para cuidar, celosamente, ese don de las plantas florales, de todos los colores y perfumes que la naturaleza, inmerecidamente, ofrendó al hombre, su peor enemigo. O podría haber sido labrador para compenetrarme con la tierra y extraer de sus entrañas el jugo de la vitalidad. O finalmente, marinero o pescador para escudriñar la líquida ruta de los mares y conocer sus secretos.





viernes, 1 de abril de 2016

LAGAR

LAGAR


TUS menudos y delicados pies de princesa, amada, y los míos de labrador, rústicos y ordinarios, bailaron incesantemente con el melodioso canto de un turpial de ufano porte, sobre las frágiles uvas lilas y glaucas, recién cosechadas, para extraerles el dulce y generoso zumo que transmutamos en vino bienhechor el cual libamos, hasta embriagarnos amorosamente, como ofrenda de gratificación a la madre tierra, por ser tan generosa; al agua, por nutrir las vides durante todo el mirífico proceso de crecimiento, y al sol por darle la exacta maduración al fruto, final feliz de una esperanzadora jornada agrícola meses atrás.
         Inexpertos como lo éramos, amada, en el arado de la tierra para someterla y arrancarle el prodigioso premio vital escondido en sus entrañas, sabíamos que con tenacidad ilímite, paciencia suprema y aprendizaje permanente podíamos domeñarla, amistarnos con ella, para así cosechar el fruto que luego, en festivo ritual, comimos y sorbimos golosamente hasta extasiarnos, calmadas ya nuestra sed nuestra  hambre.
         Esta tierra, amada, escogida al azar para cultivar nuestras vides, no era ubérrima; sin embargo, la amorosa dedicación que le ofrendamos hizo el milagro de la abundante fructificación.



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