FUEGO
Si el fuego de tus
labios, niña mía,
Se posara en los míos
Sólo gozo, y no dolor,
sentiría
Pues mi atormentada alma,
nuevos bríos,
Tapizados de amor
Encontrará en la senda
prodigiosa
Del mirifico prado
Donde la grama, el geranio y
la rosa
De belleza han ornado
El paisaje de la madre Natura
Que deslumbra de lejos
Con su grandeza vegetal y
pura
Y colores bermejos.
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