REGALOS
Me pediste agua, bien mío, y te regalé
un aljibe de agua purísima, como la Virgen María, sin pecado concebida, como la
mirada de la inocencia, que en la noche servía de espejos a miríadas de
luceros.
Me pediste un beso, corazón
mío soñado, y bese amorosamente cada segmento sensible al amor de tu juvenil
cuerpo perfumado de rosas, mirtos y claveles de canela.
Me pediste que te llevara al campo y te
conduje, en el carruaje de mi imaginación,
al pueblecito que me vio nacer,
entonces tan sano como un mango recién agarrado de la mata, como el limón que
da vida, como la guayabita madura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario