SADISMO
El dictador
hace sufrir al pueblo
para gozar.
CERCANÍA
Amor distante
en el espacio inmenso.
Amor cercano
en el prodigio
de la imaginación.
INCÓGNITA
No me dijo su nombre,
ni se lo pregunté.
Sólo sé que la quise.
Sólo sé que se fue.
¿A qué lugar viajó
la incógnita mujer?
Azucena dormida,
rosa desmayada.
¿La quise ciertamente?
Cual estrella fugaz,
desde insólito cielo,
cayó sin lastimarse.
¿Un sueño o realidad?
¿Poética demencia?
¿Anhelos secuestrados?
¿Desvarío de loco?
PRETENSIÓN
“Para que tú me
pretendas,
te entregare mis luceros,
galopare entre tus sueños,
entre sabanas y esteros”,
Bethzaida Montilla
Cabalga mi poesía
en la belleza del
llano
en el caballo alazano
de mi rica fantasía.
Y forma su algarabía
la paraulata llanera,
arrogante y altanera.
Exhibo joyas y
prendas
Cual trovador de
leyendas
Con ternura verdadera
Para que tú me
pretendas
De la preciosa llanura
es dueño el alcaraván
Y también lo es el
gabán.
Allí la madre natura
para la literatura
plenó de vida el
paisaje
que viste su verde
traje,
En los perfectos
senderos
oyendo quirpa y pasaje
te entregaré mis
luceros.
Mi inspiración se
bañó
en el río de tu
cariño.
¡Cómo admiré tu corpiño!
Que en tu pecho se
tornó
en la luz que iluminó
mi oscurecido camino
¿Obra tuya o del
destino
O fruto de mis empeños?
Cual llanero
relancino
galoparé entre tus
sueños.
Del Arauca vibrador
sorbí coplas para ti
y entre sus aguas
hundí
mi cuerpo de trovador
para pedirle un
favor,
el de poderte
expresar
con mi pésimo versar
mis sentimientos
sinceros
envueltos en azahar
entre sabanas y
esteros.
AMOR OCTOGENARIO
“!Amor, amor! ¡Que
abril se torna oscuro!”.
Juan Ramón Jiménez
¿Por qué llegaste en
el otoño, amor.
y no en mi ya lejana
primavera.
encinta de candor y
de quimera
sintiendo de la vida
su clamor?
¿Quién te guio a mí,
exhausto de buscarte,
exquisito amor, de ternura pleno?
Jugosa fruta de
cercado ajeno.
¡Al fin, alma
mía, pude encontrarte!
Cántale, ruiseñor
imaginario,
tu lírico concierto
prodigioso
a la cándida amada
entristecida.
Amor, amor de vate octogenario
doncel años ha,
luego árbol frondoso.
Cerca la muerte,
distante la vida
SIEMBRA
Llegó
la hora, amor, de abrir con la coa de nuestros ancestros aborígenes, huecos en
la opima tierra, que no protestará, para sembrar las semillas que en pocos días
brotarán gracias al agua limpia que hemos tomado del rico manantial de los
sueños que sustentan nuestra realidad o que caerá del cielo cuando lloran las
nubes.
Y
llegará la hora prodigiosa del cultivo.
Y
recogeremos regocijados, en los cestos que tú has elaborado con tus manos, toda
magia, los frutos que hemos sembrado y cuidado cariñosamente.
Y la
tierra de nuestro cercado ya no estará sola.
Y no
tomaré más, amor de gracia lleno, la fruta del cercado ajeno, porque la cosecha
será copiosa cual el agua del rio o del mar.
PENITENCIARÍAS
Son infernales
las penitenciarías
en Venezuela.
¡Tratan mal a los presos!
ODALISCA
Gracias al prodigio de la poesía,
que se nutrió de la fuente inagotable de inspiración que es Las mil y una noches, cuya mirífica agua
de amor sorbí hasta saciar mi sed de temerario nómada, ya no serás, primorosa
odalisca, con atuendo de seda única, teñida de sensualidad celeste, púrpura,
lila, sol y alba, esclava de ningún obeso, caprichoso y ordinario sultán.
Ahora eres reina, odalisca soñada
que danzas coquetamente en el salón de baile con quien te liberó de las garras
de ese ser arrogante, perverso e insano que la magia de mis letras convirtió en
tu bufón, para que te hiciera reír y besara con zalamería tus delicados pies,
cuyas sandalias él quita con su asquerosa boca.
Llevas en tu cabeza, cubierta de
suave y frondosa cabellera negra, cual diamante más preciado, una diadema que
yo mismo construí con pétalos de mirto, de rosa amarilla, de clavel oloroso a
canela, de dalia y de gardenia que te hacen lucir más bella, más majestuosa y
más poética.
Ya eres libre, primorosa odalisca,
como la mariposa que juguetea en mi mi jardín de ensueño, que sólo tú conoces,
como las avecillas dueñas del espacio y el copo de los árboles y arbustos, como
la corriente del río que inevitablemente es devorado por el mar o como el aire
que respiras y besa tus cabellos.
Odalisca dueña de mis sueños, de mis
sentimientos, de mi tristeza que transformas en alegría.
¡Cuánta
gracia transmites, odalisca, cuando celebrando tu libertad cantas en la
bucólica montaña para oír tu eco o corres, alborozada, por la pradera que tú
disfrutas con los grillos cantarines, las mariposas rojas, amarillas,
matizadas, verdinegras, violetas y azules, las aves silvestres, los niños
juguetones y traviesos y los enamorados, que encuentran en ella un espacio
propicio para el galanteo idílico.
SOLEDADES
En mi vida de perenne caminante por
desconocidas rutas del mundo, sólo viaja conmigo – impenitente nómada- la
exquisita soledad que consuela mis tormentos, alivia mis angustias, seca el
sudor de mi frente con su níveo pañuelo y aleja con sus arrullos maternos todo
gesto de tristeza.
Me fascina y me subyuga la soledad
de los cementerios, con sus flores marchitas por el tiempo y sus huellas
escarcha de las velas derretidas en la marmórea fosa o en la tierra alfombrada
de maleza.
Me encanta la soledad de las
multitudes, porque soy único, y porque tapono mis oídos para no escuchar gritos
que indican indignación.
La soledad que me embriaga en las
multitudes me traslada al oasis que calma mi sed, espanta mi hambre y
reconforta mi espíritu para emprender nuevas jornadas que no celebrarán
triunfos ni llorarán derrotas.
No concibo mi mundo único sin
soledades.
PEREGRINO
Mi covacha dejé en
pos de aventura
al ignoto destino,
ataviado en el traje
de locura
de pobre peregrino.
Rotas mis sandalias
de tanto andar
Sentí mis pies arder.
La sombra de un árbol pudo sanar
mi fiero padecer.
Seguí mi viaje a lo
desconocido
sin esperanza alguna
de encontrar lo que
más he apetecido:
La gloria y la
fortuna.
FRAGANCIA
TU cuerpo, amada, tan
suave como el terciopelo y tan terso cual la piel de un niño, siempre, por el
perfume que me obsequias, parece recién salido de nuestro apacible y amigable
manantial o de la ducha que con sus hilillos de cristalina agua te arrancan
sonoras sonrisas de felicidad.
Tú lo sabes, amada de
infinita juventud, desde que hace un milenio poético llegaste a mi vida para
iluminarla, vitalizarla y alejarla del otoño que inevitablemente llegó y
transmutó en algodón el ébano de mis cabellos. Y por ello, amada increíblemente
esplendorosa, me abrazas, jugueteas conmigo, me mimas, acercas tus labios a los
míos y me gratificas con tus cánticos dulcemente entonados, para confundirte
conmigo en una sola carne y transmitirme tu perfume.
DECEPCIÓN
¿Qué lugar te recibe,
sin despreciar tu llegada,
si en caminares
silentes, has dejado una herida?
Evaluna
Siento en mi avejentado cuerpo y en
mi ya debilitada mente, todas las penas y dolores del mundo, como si se
hubieran puesto de acuerdo para herir cada hálito de mi aliento, cada latido de
mi corazón, cada poro de mi piel, cada átomo de mi sentimiento.
Y lo que ayer fue alegría extrema,
plenitud de esperanza, pájaros libres volando entre las nubes, con sus cánticos
dulces, alma pletórica de sueños, musas realengas que pululaban, cariñosas, que
esperaban, risueñas, que mis letras les dieran vida, es ahora un desierto de
decepción que quema mi vida porque el oasis que veo cerca de mí, donde creo
encontrar el agua que mitigará mi sed, aliviará el ardor de mi quemadura y me
ofrendará un racimo de dátiles para calmar mi hambre, es apenas espejismo.
Espejismo cruel.
Espejismo que se burla de mi
sufrimiento.
Espejismo que nunca será realidad,
porque mi decepción es tanta, que cuando
llegue a ese oasis tan ansiado pasaré de largo.
Y seguirá mi decepción.
Y nunca más disfrutaré de la dicha,
que hasta ayer nomás acaricié, porque no la merezco.
Y debo purgar por milenios mis
debilidades, mis desaciertos, mis desilusiones, mis derrotas.
Así es mi vida, sin vuelta atrás.
CELOPATÍA
Tengo celo de tu sombra, bien mío, porque te
acompaña a donde quiera que vayas.
Tengo celo del carmín que hacen más provocativos tus labios porque te besa
continuamente
Tengo celo de las aguas del río, del mar o de la ducha donde te bañas,
bien mío, porque ellas hacen un recorrido voluptuoso por todo tu cuerpo.
Tengo celo de la tierra que pisan tus sandalias de fina factura, bien mío,
porque ella besará tus pies y mantendrá parte de ti en cada pisada.
Tengo celo de tus manos, bien mío, porque ellas tocan suavemente todo tu
cuerpo.
Tengo celo de tus ojos, bien mío, porque ellos ven otras opciones amorosas.
Tengo celo de tu voz, bien mío, porque su melodía no la disfrutan solamente mis
oídos.
Tengo celo de todo el que te ve, bien mío, porque temo que alguien, más apuesto
que yo y más corajudo, te aparte de mí.
¡Los celos, bien mío, me consumen lentamente!
¿Otelo redivivo y real celando a Desdémona?
PASTOR DE SUEÑOS
Si en mi vega
pastorearas
Tus ovejas, ¡Oh,
amor!
En vez de pasto, con
flor
De mi sueño
alimentaras.
Pastor de sueños
sería
En tu rebaño,
pastora,
Para observar en la
aurora
El primor de tu
alegría
Cual sublime
sinfonía.
Si tú, mujer,
desearas,
Si tú, mujer,
recrearas
En mi tu suave
fragancia
Gritaría con jactancia
Si en mi vega
pastorearas.
De ti sería tu gañán
Si tu merced lo
permite
Si crees que yo
amerite
Ser de tu servicio
afán.
Mis sueños galoparán
En prados de
cundeamor
Para sentir el clamor
Del pajarillo
doliente.
Ya despiertan el
ambiente
Tus ovejas, ¡Oh,
amor!
Hay resplandor en la
luna
Y la lluvia ha
bendecido
Al río que se ha
crecido
Sin arrogancia
ninguna.
Su agua ¡Tan oportuna!
Torna al valle su
verdor
Y al paisaje su
esplendor.
Si la pastora
quisiera
Que su rebaño comiera
En vez de pasto, con
flor.
Ciertamente
estoy cansado
De ser un pastor de
sueños.
De mi mente los
risueños
Pensamientos se han
marchado.
Porque de mí se han
cansado.
Sé que tú los
hallarás
Y con ellos hablarás
De lo que pudo haber
sido.
Ojalá que tu sentido
De mi sueño
alimentaras.