FLOR
¿Cuándo me muera,
colocarás en mi tumba
una silvestre
flor amarilla de
amor?
LIBERTAD
“Más quiero una
libertad peligrosa
que una esclavitud
tranquila”.
Mariano Moreno
Gallarda libertad
amordazada
por las fuerzas
letales del tirano,
que quiere convertir
al ser humano
en huésped de
mazmorra ensangrentada.
Te tiene, libertad,
encadenada
a sus designios de
sangre el villano
que a fuerza de
terror al soberano
somete con su furia
despiadada.
Del hombre eres, oh
libertad, un don
que por siempre debemos
defender,
a riesgo de la paz
y de la vida.
La libertad del mundo
es la razón
del verbo, del
progreso y del saber.
por la barbarie del
déspota herida.
ESPERA
Rodulfo González
Espera, muerte,
no vengas todavía
con tu carruaje,
de siniestro color,
para llevarme,
en viaje sin regreso,
al otro mundo
repleto de misterios.
Deja que acabe
de escribir la
historia
de Venezuela
en tiempos del
chavismo.
Y cuando acabe.
¡Oh muerte! Iré contigo
pleno de gozo
por la labor cumplida.
PLEGARIAS
¿Por qué, Señor,
no escuchas mis
plegarias
llenas de fe
y de confianza en Ti?
Nada te pido,
para mí, Redentor
de todo el mundo
que salvaste en la
cruz.
Tan solo quiero
que los pobres no
sufran
de sed ni de hambre,
ni ninguna penuria.
VIOLINISTA
La bota vil,
del sanguinario
esbirro,
rompió el violín
del noble violinista,
pero no pudo
doblegar su valor,
ni derrotar,
con sus armas de
muerte,
la libertad
por él representada
en cada nota
de su violín herido.
ODALISCA
Gracias al prodigio de la poesía,
que se nutrió de la fuente inagotable de inspiración que es Las mil y una noches, cuya mirífica agua
de amor sorbí hasta saciar mi sed de temerario nómada, ya no serás, primorosa
odalisca, con atuendo de seda única, teñida de sensualidad celeste, púrpura,
lila, sol y alba, esclava de ningún obeso, caprichoso y ordinario sultán.
Ahora eres reina, odalisca soñada
que danzas coquetamente en el salón de baile con quien te liberó de las garras
de ese ser arrogante, perverso e insano que la magia de mis letras convirtió en
tu bufón, para que te hiciera reír y besara con zalamería tus delicados pies,
cuyas sandalias él quita con su asquerosa boca.
Llevas en tu cabeza, cubierta de
suave y frondosa cabellera negra, cual diamante más preciado, una diadema que
yo mismo construí con pétalos de mirto, de rosa amarilla, de clavel oloroso a
canela, de dalia y de gardenia que te hacen lucir más bella, más majestuosa y
más poética.
Ya eres libre, primorosa odalisca,
como la mariposa que juguetea en mi mi jardín de ensueño, que sólo tú conoces,
como las avecillas dueñas del espacio y el copo de los árboles y arbustos, como
la corriente del río que inevitablemente es devorado por el mar o como el aire
que respiras y besa tus cabellos.
Odalisca dueña de mis sueños, de mis
sentimientos, de mi tristeza que transformas en alegría.
¡Cuánta
gracia transmites, odalisca, cuando celebrando tu libertad cantas en la
bucólica montaña para oír tu eco o corres, alborozada, por la pradera que tú
disfrutas con los grillos cantarines, las mariposas rojas, amarillas,
matizadas, verdinegras, violetas y azules, las aves silvestres, los niños
juguetones y traviesos y los enamorados, que encuentran en ella un espacio
propicio para el galanteo idílico.
ETERNITUD
Te querré, amor,
hasta que el mar se
seque
y el viento pierda
la carrera del
tiempo.
ESCRIBIR
Escribiré los versos,
más bellos y sentidos,
para nadar contento
de mi orilla a la
tuya.
CELOPATÍA
Tengo celo de tu sombra, bien mío, porque te
acompaña a donde quiera que vayas.
Tengo celo del carmín que hacen más provocativos tus labios porque te besa continuamente.
Tengo celo de las aguas del río, del mar o de la ducha donde te bañas,
bien mío, porque ellas hacen un recorrido voluptuoso por todo tu cuerpo.
Tengo celo de la tierra que pisan tus sandalias de fina factura, bien mío,
porque ella besará tus pies y mantendrá parte de ti en cada pisada.
Tengo celo de tus manos, bien mío, porque ellas tocan suavemente todo tu
cuerpo.
Tengo celo de tus ojos, bien mío, porque ellos ven otras opciones amorosas.
Tengo celo de tu voz, bien mío, porque su melodía no la disfrutan solamente mis
oídos.
Tengo celo de todo el que te ve, bien mío, porque temo que alguien, más apuesto
que yo y más corajudo, te aparte de mí.
¡Los celos, bien mío, me consumen lentamente!
¿Otelo redivivo y real celando a Desdémona?