¿Si en
vez de lirio, o rosa, o clavel, o mirto, amada, fuerza zarza, sólo espinas o
apenas hierba silvestre sin encanto, me querrías igual?
¿Si
en vez de majestuosa águila, amada, o turpial de vistoso plumaje y cántico
enternecedor fuera apenas frágil colibrí, melodioso jilguero, taciturno búho o
leve mariposa de divinos colores y silente vuelo, me querrías igual?
¿Si
en vez de guerrero invicto en mil batallas, amada, o intrépido navegante
vencedor de todos los mares, o valeroso conquistador de pueblos, aldeas y
ciudades de toda la faz de la tierra, fuera simplemente pusilánime soldado a
quien asustan el ruido de los sables, el estampido de los cañones y la
presencia de la sangre, o humilde marinero de orilla que teme adentrarse en
alta mar, o asustadizo ser incapaz de abandonar su territorio por temor a lo
desconocido, me querrías igual?
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