LEVEDAD
Amo el
leve vuelo del colibrí cuando afanosamente introduce su delicado pico en la
flor que escoge para extraer su halo nutricio y continúa su apurado vuelo hacia
otra flor, que pareciera esperarlo.
Amo la leve reverencia impertinente y
constante de la ola marina que besa furtivamente, con sus salados labios, la
blanca arena de la playa, que pareciera regocijarse.
Amo la levedad de mi encuentro contigo,
bien mío, ínfimo en tiempo real, pero inconmensurable en tiempo poético.
Amo la levedad de las flores silvestres
porque al morir con el quehacer de cada día, me regala su perfume y su luz
violeta, amarilla, azul, matizada y carmesí al alba siguiente con más belleza.
Amo la levedad de los recuerdos ingratos
porque mi espíritu se libera de fealdades negativas y se potencializa con
lindas vivencias reconfortantes y positivas.
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