SONRISAS
Dijiste,
musa, vestida con traje verde paisaje bucólico, desde ¡Qué sé yo que poética galaxia! que mi
búsqueda durante milenios del amor ágape que he ansiado para darle sentido a mi
vida en el valle de lágrimas y de angustias en donde se encuentra sumergida, la
encontré en ti al despertar “sonriendo al viento y al amor”, a los que
agregué, por impulso irrefrenable de los
infinitos sentimientos de ternura que afloraron en mi memoria, repleta de
tantos sentimientos intrusos y feos, sonrisas de ternura silvestre, como la
belleza de la flor del camino, efímera y única, como la inocencia del niño
campesino que fui y marcó mi existencia, como la intranquila mariposa que va de
flor en flor para sorber el néctar vital y como los rostros de los amantes
reflejados en el espejo mágico de un aljibe que se deshace con el golpe de una
pequeña piedra para recomponerse automáticamente.
Sonrisas
que por íntimas nadie escuchará.
Sonrisas
que no alejarán la tristeza que consume mi alma.
Sonrisas
que ni siquiera tendrán el eco de una montaña.
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