ÓSCULO
No he probado, bien mío, el divino fuego que percibo
en tus labios, impolutos para mí, porque otros labios, más jóvenes que los
míos, sacian en ellos su sed de amor.
Y porque eres prisionera de convenciones sociales que
no estoy dispuesto a derribar.
Tus labios carmesí, provocativos como la sandía,
como el mango recién descargado de la mata, como el melón y como la
cereza que tanto gusté en mi infancia biológica, no han recibido de los míos ni
el apetitoso beso-colibrí rebosante del néctar de las paradisíacas flores
del jardín de la covacha de sueños donde has estado muchas veces, ni la miel
que le robé a la abeja en su panal para ti, como prueba de un amor único.
Mis besos para ti y tus besos para mí han
sido de amor Philos, sin la sensualidad. que los haga derretirse y confundirse
en una sola entidad.
Sé que tú deseas sentir el ardor de mis
labios.
Sabes que yo deseo sentir el fuego
lujurioso de tus labios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario