EPITAFIO
Con tu menuda y bien trazada letra, amada,
deberás escribir en la lápida que colocarás en mi humilde tumba de olvidado de
la fortuna material el siguiente
EPITAFIO:
-Aquí yace mi amado, el marabalero que
quiso ser poeta, radiotécnico y doctor; el que amó a Platero, el frágil y
cariñoso confidente de Juan Ramón Jiménez; a Chico Carlo, el amigo de la
infancia de Juana de Ibarbourou; al Principito que encontró Antoine de Saint
Exupery en el desierto y luego idealizó; a Selma, la eterna amante de
“Alas rotas”, de Gibran Khalil Gibran y a la poesía mirífica de Gabriela
Mistral; el que admiró a Salvador Allende y sintió repulsa por el sátrapa
Augusto Pinochet; el que galopó en los caballos de mar del poeta Francisco
Lárez Granado y el que siempre hizo lo que no programó.
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