MOSAICO LÍRICO 2
DIOSA
Eres
una mujer y una diosa, de poesía vestida, que vi en mis sueños de poeta atormentado
y ofrendó a mi cuerpo impuro, herido por
las lanzas de fuego de los años, la ternura que la amorosa madre le dispensa al
hijo para confortar su espíritu. Y me creí en el cielo galopando en un caballo
blanco contigo, mujer y diosa.
CONFIDENCIAS
Y desde
ese onírico instante, mujer o diosa, te convertiste en la confidente a quien
confié, como el pecador a Dios, como el paciente al psiquiatra, todas mis penas
y dolores, todas mis debilidades, todos mis fracasos y todos mis sueños de
grandeza frustrados. Y fuiste tolerante. Y me diste la medicina espiritual para
calmar la depresión que me consumía.
JARDÍN
Y en el jardín de mi
escondida covacha de ermitaño, apartado del ruido de las multitudes, sembré
rosas amarillas para ti, mujer o diosa.
Y su luz adornó la
cascada de tus cabellos.
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