MOSAICO LÍRICO 3
GRACIAS
No
podré, bien mío, ni en un siglo real ni en un milenio poético, agradecerle al
omnisciente y omnipresente jardinero celestial el prodigio de haberte colocado
a mi vera para que tu perfume, disperso por cada átomo de mi adolorido cuerpo
le insuflara fortaleza a mi espíritu agotado de tanta angustia, tanta ansiedad
y tanto deambular por caminos polvorientos, rotas mis sandalias de ermitaño.
DIOS
A
mi covacha de sueños, llegó el amor, en ti representado niña mía, para cabalgar
sublimemente en los caballos alocados que sólo quienes aman, como tú y como yo,
pueden divisar, protegidos por Dios.
Hay
un altar en lo más hermoso de mi covacha, donde con humildad glorificamos a
Dios.
MIO
Ni
siquiera tú, amada magnífica y única, tiene acceso al cofre donde conservo mis
secretos más íntimos.
Es
lo único mío, amada.
Y
soy esclavo de lo que en él conservo,
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