SEGUNDOS
A Esthelarez
Un segundo real de
tu tiempo, dama de exquisito verbo, de inspiración ilÍmite, de amor excepcional
hacia la Colombia de su alma y de rostro fílmico o novelesco, se convierte en
mi angustiada y pesadumbrosa humanidad en siglos poéticos.
Un segundo real de tu tiempo, dama virtual que has alfombrado con singulares
telas de inimaginable textura el camino por donde transito para llegar pronto a
tus dominios de letras, música y mansedumbre, es la realidad poética alejada de
la temporalidad más excelsa, y tu orilla y la mía tan cercanas, que
puedo acariciar suavemente tus cabellos primorosamente conservados, mirarme en
tus ojos de espejo y sentir tus trémulos labios a la espera del beso que por
timidez no te ofrendaré, y tú, inquisidora, perturbada, puedes
observarme, muda, decepcionada, afligida porque tu imaginación te ha engañado
al no ser el galán de tus sueños.
Aún así, seguiré soñando con la dama de la Colombia del alma suya.
Aún así disfrutaré de sus segundos reales porque yo también, como ella, amo a
mi país y sufro por la adversidad que la hiere y tengo a Marabal de mis amores,
donde nací un febrero atormentado.
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