REFLEXIONES
Nada
perturba el canto tierno del ruiseñor feliz, el vuelo fugaz y cotidiano del
diminuto colibrí que encuentra en la flor,
fruto de mi afán jardinero, el átomo de néctar que nutre su debilucho
cuerpo, ni una sombra impertinente sume en penumbras nuestra covacha de sueños
donde tú, prodigiosa dama, preparas en el artesanal horno de barro que construí con mis rústicas manos el exquisito
pan que sacia tu hambre y la mía y la del sabio anciano que desde hace milenios
poéticos nos visita para regalarnos la
enseñanza que guía nuestra vida hacia horizontes de humildad, belleza,
sencillez y candidez.
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