GLOSA A LA VEJEZ
Es triste llegar a
viejo
sin riqueza y sin
amor,
pues produce sinsabor
hasta mirar un
espejo.
En el paisaje
bermejo,
de mi bucólico río,
declaro ayuno de
brío:
Es triste llegar a
viejo.
En la vejez el alcor
se torna ya
inalcanzable,
en un sueño
irrealizable,
sin riqueza y sin
amor.
Próximo el último
albor
de una vida
avejentada
que no puede gustar
nada
pues produce
sinsabor.
Es la vejez cual
antruejo
de la juventud
perdida.
Todo le produce
herida,
hasta mirar un espejo.
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