RUMORES
Rumor de cumbia,
excitante, festivo,
danza con velas.
Ritual entrega
al licor de los dioses.
Deleite pleno.
Rumor de lluvia
regalo de las nubes
alegres lágrimas.
Rumor de música
de bulliciosas aves
sobre los árboles.
Rumor de llanto.
¿Es el sauce llorón
o Jeremías?
ENTRISTECIDO
La milenaria
tristeza que carcome
cada porción
de mi existencia
sin horizonte fijo,
sin una brújula
para orientarme
en el mar agitado,
en el camino
de zarzas lleno,
de murallas agrestes,
de huecos hostiles.
De vez en cuando
¡Oh niña tan distante
En tiempo y espacio!
desaparece
para darle cabida,
si, sueño mío,
a tu alegría,
prístina, celestial,
alentadora.
¿Por qué te vas?
Aleja para siempre
tanta tristeza
que me enajena
que me torna inseguro.
que me amortaja.
OLIVER
A Oliver Sánchez,
el pequeño paciente,
no lo mató
el cáncer. No,
lo privó de su vida,
frágil retoño
marchito ya,
la criminal desidia
hedionda de azufre
del dictador
Herodes redivivo,
Satán inmundo.
No fue la carne
de esta víctima herida
por la fuerza
del feroz guardia
uando manifestó:
“Quiero curarme”.
“Quiero la paz”.
El gobierno insensible
no lo curó.
Y forma ahora
el coro angelical
en el celeste
prado de Dios
con inocentes víctimas
de Venezuela.
Dale, Señor,
la paz y la salud
espiritual
a Oliver, víctima
enésima del régimen
De un tal Maduro.
CEIBICIDIO
La
centenaria
ceiba
de Marabal
fue
asesinada.
No fue
de pie
su
muerte, pobrecita,
sino
humillante.
La
letal sierra
con
rapidez eléctrica
segó su
vida.
Pero la
ceiba
sembró
en mi corazón,
siempre
de niño,
una
semilla
que se
volvió poesía
imperecedera
que la
crueldad
de
sierras ceibicidas
no
tumbarán.
EXTRAVÍOS
Mis extravíos
duermen en tu
silencio
con placidez.
Ando perdido
en la selva de
tu amor.
¡No tengo brújula!
Y silencioso
disfruto del
cricrí
de un loco
grillo.
Salir no quiero
de tu tupida
selva
tan armoniosa.
tan atractiva.
de misterio
encantada.
en magia
envuelta.
Selva bendita.
cómplice
necesaria
de mi locura.
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