Tengo celo de tu sombre, bien mío, porque te acompaña a donde quiera que vayas.
Tengo celo del carmín que hacen más provocativos tus labios porque te besa continuamente.
Tengo celo de las aguas del río, del mar o de la ducha donde bañas, bien mío, porque ellas hacen un recorrido voluptuoso por todo tu cuerpo
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