PEDIGÜEÑO
En
las oraciones que devotamente rezo antes de dormir, pasajera nocturna, me
convierto en pedigüeño. Sí, amor, vistiendo mis harapos de humilde. Pido por
ti, dueña de riquezas materiales. Pido piedad para los venezolanos que han
huido de la peste del socialismo del siglo XXI, peor que la gripe española y el
virus chino. Pido castigo, divino y terrenal,
contra los torturadores que asesinaron al capitán de navío Rafael
Acosta, por proclamar “Libertad”. y contra los autores materiales e intelectual
que privaron de la vida al inspector Óscar Pérez, por reclamar democracia y
apagaron los ojos y los sueños del niño Rufo Chacón por pedir pacíficamente gas
doméstico.
Sí,
amor, pido con modestia al Redentor que murió en la cruz por el pecado de la
humanidad y predicar la verdad, mediante la intercesión de la divina Virgen
María, Madre de Madres.
Sí, pasajera de la noche, pido castigo divino y
terrenal contra el genocida narcodictador Nicolás Maduro y sus secuaces,
abominables como él, y contra los corruptos que asaltaron el erario público,
demolieron el bolívar y acabaron con Pdvsa, sumiendo a Venezuela en pobreza,
miseria, hambre y muerte, mediante el terrorismo de Estado.
Sí,
huésped invisible de la noche, pido el mejoramiento de los servicios
penitenciarios, estudiantiles y hospitalarios, medicina para los pacientes
trasplantados y para los enfermos de sida, cáncer, riñones y otras enfermedades.
Sí,
pasajera nocturna, pido porque se obre el milagro de la restauración de la
felicidad de Venezuela.
Y
pido para que el niño sano no se enferme y para que el niño enfermo sane.
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