PEREGRINO
Mi covacha dejé en
pos de aventura
al ignoto destino,
ataviado en el traje
de locura
de pobre peregrino.
Rotas mis sandalias
de tanto andar
Sentí mis pies arder.
La sombra de un árbol pudo sanar
mi fiero padecer.
Seguí mi viaje a lo
desconocido
sin esperanza alguna
de encontrar lo que
más he apetecido:
La gloria y la
fortuna.
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