CORAZÓN
A Lucelys
Mirífica primavera
que llegaste a mi covacha de ermitaño
otoñal mimetizada en
mujer.
¿Cómo llegaste a tan
recóndito sitio poético?
¿Qué ángel te guió a
mi mundo irreal'
¿Existes, niña
primaveral, signada con el don divino de la inocencia,
de contagiante alegría ilímite, de vida en abundancia cual
torrencial río?
El jardín de mi
ignota covacha, cuyas flores estaban marchitas,
tu magia logró transmitirles su luz multicolor y ahora
alumbran,
cual las estrellas
celestiales que espantan la obscuridad de la noche.
¿Cuánto tiempo permanecerás en mi covacha de poeta sin
lector y sin musa?
¿Eres un misericordioso sueño del amor perfecto?
¿Estoy divagando por mi demencia senil?
¡Pero si yo te oí a la distancia!
¡Pero si yo te escribí y tú me escribiste!
¡Cuánto celebré tu llegada, oh, primavera encantadora!
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