FRESAS
¿Sabías, bien mío, compañía
exquisita para vencer las soledades de esa covacha de sueños donde me siento
plácidamente, que hay más de veinte especies de fragaria, nombre con el cual
los científicos bautizaron la fresa, esa fruta mirífica que puede vivir
silvestremente, en un jardín o en el balcón de un a residencia?
¿Sabías, encantadora dama, producto de mi prodigiosa imaginación poética, que
tus labios, que nunca besaré, porque me está prohibido, parecen de fresa y,
como tal, lucen apetitosos, provocativos, excitantes, tanto que
saciarían la sed de amor de cualquier enamorado, aunque sea frío, indiferente u
orgulloso?
Dios bendiga, dulce dama de mis sueños poéticos impenitentes, esos labios de
fresa en los que quisiera sumergirme en frenesí amoroso sin tiempo ni medida.
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