KARMAS
¿Te conté alguna vez, amada, que creo en la reencarnación y por lo
tanto tengo la absoluta seguridad de de haber vivido y reencarnado muchas
veces, tantas, que se han esfumado de mi memoria y no las recuerdo? Cada una de
estas vidas pasadas dejó el signo de su karma en mi vida presente, de allí la
explicación de todas mis vivencias actuales, las dulces y las amargas, las
agradables y las crueles, los triunfos, que sí los he tenido, y los fracasos
que han superado a los primeros y los deseos de vivir, amén de muchísimas otras
experiencias que prefiero obviar para no lastimarte y trocar tu alegría de niño
en dolor adulto.
En una de mis tantas vidas pasadas, amada increíblemente paciente
y dulce, fui árbol de singular esbeltez y belleza, que brindó oportuna sombra
al cansado viajero y al cumplir su ciclo vital fue leña y lumbre para el
labrador.
En otra vida fui caudaloso río que mitigó la sed de mucha
gente y sirvió de canal de comunicación a las comunidades circundantes.
En una tercera vida pasada fui, rey en un país extraño que abjuró
de sus creencias, basadas en la verdad y la justicia, para plegarme a otras
totalmente contrarias en las que destruí libros y lastimé con saña a los niños
y a los débiles y privilegié a los poderosos.
En otras fui labrador, pordiosero, poeta, soldado, aventurero y
músico, oficios, amada, que desempeñé torpemente pues mis sembradíos no producían
frutos, mis súplicas no eran correspondidas, mis poemas nadie los leía, mis
batallas jamás tuvieron la recompensa del éxito, mis aventuras siempre me
conducían al mismo sitio y mi música nadie la escuchaba.
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