BOLERO
Bailemos, bailemos,
bailemos amada del alma, sin prisa,
sin temor de que tus pies pisen
los míos,
ni que los pies míos pisen los
tuyos, este bolero tan romántico.
¡Qué importa, amada, que no
dominemos el arte de la danza!
Estamos solos, en el
rincón íntimo de nuestras almas.
Nadie, excepto tú yo, se reirá
de nuestra torpeza en el baile.
Basta que yo sienta en mi
cuerpo tu trémulo aliento.
Basta que tú sientas en tu
cuerpo el fuego sublime del mío.
¡Qué dicha tan grande nos
transmite el bolero impregnando a nuestros espíritus abatidos por la rutina
el exacto amor de su letra y su música!
Vayamos, amor, a nuestra playa
única a compartir con las aves marinas
el néctar musical
imaginario que nos regala el bolero.
No importa que sea cursi
la letra del bolero.
Seamos banales, seamos cursis,
seamos anacrónicos.
¡Qué importa!
El bolero refleja
nuestros estados de ánimo y nos reconcilia con la vida.
¡Qué importa!
Nos gusta ser cursis.
La melodía del bolero que
escuchamos y bailamos torpemente
regala a nuestros espíritus la
sensación exclusiva de la felicidad.
¡Disfrutemos del bolero, antes
de que sus melodiosas notas se apaguen!
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