ESPERAR
Recurriré a Job,
bien mío, el glorioso patriarca bíblico, para que me prodigue el don de la
paciencia que haría menos dolorosa la espera, que siento infinita, de tu
presencia en mi escondida covacha de ermitaño.
Ese día, que ha de
llegar cuando la brújula de tu corazón te oriente hacia donde me encuentro,
solitario y triste, con la única compañía de tu recuerdo, ya borroso en mi
mente por la larga espera, me reconciliaré con la vida y festejaré contigo
libando el exquisito vino que añejé para ti, iluminando tu cabeza con una
guirnalda de bellas flores de mí jardín, amorosamente cultivado, y cantando
cual niño sublimes canciones que tú escucharás embelesada de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario